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Pasado, presente y futuro no están separados, son términos muy relativos. El tiempo es continuo, como un río sin represas; es ritmo, energía ondulante, serpentina. En el presente están contenidos pasado y futuro de una persona, o de una sociedad. Lo que es una persona hoy es resultado de su ayer, de su pasado; es el testimonio de cómo ha vivido. Tu pasado no muere, está vivo, te condiciona. Pocos saben centrarse en su presente proyectado al futuro. Lo que es una persona hoy es su boleto de viaje para el futuro. Lo que siembres hoy, eso cosecharás mañana. Lo que estás cosechando hoy, es el fruto de tu siembra pasada. Escoge siempre las mejores semillas. Cada día, cada hoy, surgen oportunidades para aplicar el libre albedrío a los condicionamientos del pasado y a las circunstancias del tiempo-espacio (lugar y época), escapando a las limitaciones a fin de realizar nuestros anhelos. Son puertas que se abren fugazmente, si estamos alertas podemos pasar y ejercer nuestros derechos como seres de luz. No es fácil dar ese salto, se requiere valor y cultura espiritual aplicada al diario vivir. Limita mucho el apego a la personalidad, ese ‘yo’ pasajero; sus costumbres y afanes son cadenas. Aprende a ser libre. Un perro encadenado está contento por tener comida y techo asegurados y quien lo cuide. No vivas atado al samsara, eso sí, aprovéchalo como gimnasia para tu espíritu, ejercicio del Sujuy Tukul (el Tiempo-Espacio es capítulo importante de ese saber maya, un saber liberador.) Recuerda, Libertad no es libertinaje, es aceptar el destino y a la vez sacarle el jugo en provecho de tu Realización espiritual.
En la Magia Superior, Teurgia, esta fugaz vida se aprovecha como entrenamiento y preparación para la vida post mortem. Día tras día, instante a instante, en todo lugar. Caminando por la senda de armonía y belleza. Con la verdad en la mano como GPS o mapa de viaje, para no ilusionarse más con los espejismos del samsara.