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Por: Rocio Cornaz
La hoja de coca fue considerada un componente ritual en las sociedades andinas prehispánicas desde hace milenios y ha jugado un rol central en el sistema de creencias, costumbres y conocimientos, insertos en una cosmovisión originaria. No debemos olvidar que en los Andes la gente vive en alturas superiores a los 4.000 metros, por lo que la coca, les sirve como medio natural, abundante y económico para combatir los efectos de la altura.
La aparición de la cocaína como droga es un fenómeno totalmente distinto y mucho más reciente, no ligada a cultura alguna sino más bien al enriquecimiento de unos pocos mediante la destrucción física, psíquica y social de muchos.
Desgraciadamente el mal uso que algunos hacen de la coca y el complejo procedimiento al que la someten para su transformación en un producto tóxico como es la cocaína, hace que la gente tienda a confundir ambos productos, motivo por el que he querido introducir este tema.
La hoja de coca
Desde tiempos incaicos y dentro de la flora andina se destaca la planta de la coca, que por sus cualidades estimulantes, fue apreciada como objeto de adoración y considerada una planta divina. La coca ha quedado plasmada a través de variadas representaciones iconográficas en diferentes soportes, tales como cerámica, piedra, metal, hueso, madera, entre otros, evidenciando el uso ancestral que daban a este vegetal los pobladores americanos del subcontinente. Existen piezas arqueológicas que representan la virilidad masculina asociada al culto fálico, en donde ciertos personajes exhiben un miembro sexual de dimensiones exageradas mientras están masticando hojas de coca, lo cual está indicado por el abultamiento en sus mejillas.
El cultivo de la planta de coca continúa realizándose en los Andes con fines de uso tradicional, sobre todo en Perú, Bolivia y Colombia. El masticar coca se identifica principalmente con situaciones de trabajo, rituales y prácticas religiosas. La coca es también considerada como una expresión de relaciones sociales en prácticas ceremoniales, siendo incorporada en las festividades religiosas católicas actuales. En la medicina tradicional tiene un papel fundamental, ya que los conceptos de buena salud, enfermedad y muerte, están siempre asociados a su utilización como medio para lograr cualquiera de esos fines. Otra forma actual del uso tradicional de la coca es como «pago» a manera de tributo en acción de gracias a la naturaleza y también es empleada por algunos yatiris como elemento predictivo.
En el Noroeste Argentino, su consumo es uno de los más popularizados en los Andes. En las provincias de Salta y Jujuy su comercialización y consumo han sido legalizadas, no existiendo restricciones al respecto a diferencia del resto del país.
Milenaria y Sagrada Hoja de Coca
Por: Dr. Carlos Terrazas Orellana. Doctorado en historia y diplomado en estudios especializados de etnología en la Universidad de París.
Durante siglos, la coca fue considerada como una planta milagrosa dotada de virtudes extraordinarias. Este concepto cambió rotundamente cuando los norteamericanos y europeos extrajeron de la planta la cocaína. La panacea se transformó en una arma fatal. Los intereses político-económicos se apoderaron de la controversia y penalizaron a la planta sagrada, condenándola a desaparecer.
La coca es una planta indiscutiblemente muy rica, con propiedades medicinales comprobadas científicamente, también es muy nutritiva ya que en ella abundan sales minerales y vitaminas; pero, ¿por qué esta planta sagrada se transformó en una planta maldita para los europeos y norteamericanos? Aparte de la transformación química de la coca en cocaína; por la riqueza que tiene la planta en nicotina – representa una amenaza terrible para los amantes archimillonarios del tabaco, que ven en ella un producto de sustitución a los cigarrillos; lo que causaría pérdidas millonarias a estas empresas, responsables de millones de víctimas del tabaco, pero no es la única razón. Entre otros componentes de la coca, se encuentran la altropina, la papaína, la globulina, la pectina, la coleína, la inulina, se pueden extraer 14 alcaloides, de los cuales la cocaína representa menos del 1%.
La coca fue utilizada por los norteamericanos y europeos como base para la fabricación de la droga; convirtiéndose en una estrategia económica e incluso geopolítica. La conferencia de Viena de 1988 condenó a muerte la hoja de coca; prohibiendo su producción y su comercialización, excepto para su utilización tradicional.
La profecía de los sabios andinos está más que nunca de actualidad. La coca vuelve a ser la hoja sagrada de los Andes, cultivada para su uso tradicional y medicinal, como siempre la cultivaron los herederos de las hojas verdes. Ahora que, otra civilización varias veces milenaria como China, se interesa en exportar y comercializar esta planta medicinal como es la coca, además de haber sido reconocida como un elemento capital en la medicina tradicional de los Kallawayas de Bolivia, que recibieron oficialemente el reconocimiento de la Unesco como un patrimonio más de la Humanidad, es el momento de sacarla de la ilegalidad para devolverle el rol que siempre tuvo en la sociedad, gracias a sus propiedades medicinales y alimenticias.
Sabemos muy bien, desde épocas remotas, que una de las propiedades de la coca, es la de cortar el hambre. ¿Qué esperan nuestras empresas farmacéuticas para preparar productos energéticos, tónicos, vitamínicos, dietéticos, de sustitución a la nicotina y tantos otros productos más destinados a mercados internos como también a mercados internacionales?. Hasta la fecha; que sepamos, ¡no existe ningún convenio internacional que prohíba la exportación y la comercialización de estos tipos de productos!
La exportación de infusiones de coca, como los preparados con otras plantas medicinales (mates) e incluso con el té, darían un fenomenal digestivo, o un «té de coca», que se consumiría de la misma manera que el té o el café tradicional. Solamente, con una mayor ventaja para la coca debido a sus cualidades de planta medicinal que fueron probadas durante siglos: disminución momentánea de la sensación de hambre, frío, cansancio…
A los detractores que se oponen terminantemente a la comercialización de las infusiones de coca; principalmente, los amantes anglosajones del té y del café, bajo el pretexto que las hojas de coca exportadas a los países Europeos y a los EE.UU. servirían sobre todo para la fabricación de la cocaína, bastaría responderles que si la exportación se hace de una manera reglamentada y bien controlada no existiría tal riesgo. Mejor aún, si los países productores exportaran productos manufacturados, combinados con otras plantas, con diferentes sabores: a canela, vainilla, frutos exóticos, etc., resultaría imposible – por su elevadísimo costo- separar la coca de las bolsitas empaquetadas, para fabricar la droga como ocurre con el café y el té, que contienen alcaloides como la cafeína o la teína.
Las posibilidades y las aplicaciones que nos ofrece una planta como la coca, son muchísimas, y es un error histórico haber penalizado internacionalmente, mediante el famoso convenio de Viena de 1988, a esta planta tan rica en virtudes naturales. Los propios conquistadores españoles del siglo XVI, que habían prohibido el consumo de la coca, dieron rápidamente marcha atrás en su cometido y al contrario, monopolizaron su producción y comercialización hasta la independencia de los países de América Latina.
Si los conquistadores españoles en el siglo XVI ya habían comprendido el verdadero valor que tiene la coca, ¿cómo es posible que los más grandes economistas del siglo XXI sigan sin comprender que el problema de la coca es ante todo un problema económico?.
«A un problema económico, la única solución posible que puede darse, es mediante una respuesta igualemente de orden económico».
En la actualidad, la única demanda de coca que existe de parte de Europa y de los EE.UU., es para la fabricación de la droga. Una comercialización legal de la coca y de sus derivados terminaría definitivamente con el tráfico ilegal de la cocaína. La actual política de erradicación de la planta no frenará ese tráfico ilícito, puesto que es un problema de grandes intereses económicos. Solamente se consigue desplazar el problema a otras regiones. Del Chapare a los Yungas bolivianos. Luego, problablemente de los Yungas a la Amazonía: boliviana, peruana, brasileña, colombiana, como ya está ocurriendo. Finalmente, cuando la producción y la comercialización se encuentre en manos de los nuevos cocaleros, cien por ciento anglosajones, y posiblemente en otros continentes, como ya pasó con otros productos en la historia económica mundial, la coca será finalmente rehabilitada para la satisfacción y en beneficio único de quienes, hoy en día buscan erradicarla de sus tierras originarias por todos los medios.
La Hoja de Coca: Dos visiones, dos países y varias conclusiones
El cultivo de la hoja de coca ha sido un tema álgido en Latinoamérica, pues su condición ilegal para esta parte contrasta de manera evidente con la autorización que la trasnacional estadounidense, Coca Cola tiene para su compra.
Ollanta Humala, candidato a la presidencia del país Inca por el partido Unión Por el Perú (UPP), presenta varios argumentos para sustentar la permanencia de los cultivos de la hoja de coca en su país. Humala sostiene que una de las mejores formas para defender la autonomía y la integridad peruana es la proliferación indiscriminada de los cultivos de coca. Los efectos nocivos de la cocaína son responsabilidad exclusiva de los Estados Unidos. Además comenta que los agricultores cocaleros se dedican a esta actividad por necesidad económica y por razones culturales, no por fortalecer las redes del narcotráfico.
Evo Morales, presidente boliviano plantea dialogar sobre las diferentes ideas que cada uno de los pueblos andinos tiene y la racionalización de la producción de la hoja de coca. Según Morales es necesario implementar estudios científicos sobre su industrialización y una producción que respete el ecosistema y sea más óptima.
En Bolivia la coca es legal, pero en otros países no y sugiere que debe retirarse de la lista de venenos que desarrolló la O.N.U. Este argumento lo sustenta con investigaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que demuestran el beneficio de la hoja de coca para el ser humano.
De otra parte, el presidente boliviano comentó que «la lucha contra el narcotráfico no puede seguir siendo una excusa para que Estados Unidos ejerza un control sobre los gobiernos y los recursos de América Latina», que está de acuerdo con la erradicación de la cocaína y su tráfico, pero no con la extinción de la coca y los cocaleros.
Finalmente las conclusiones a las que llega el economista peruano Hugo Cabieses, después de analizar las posiciones de los dos políticos latinoamericanos, y que sustentan también la posición personal que él tiene con respecto a la situación de la hoja de coca en América Latina:
1) La coca es compleja y tiene tres dicotomías: coca no es cocaína, productor de coca no es delincuente y consumidor de coca no es drogodependiente.
2) La coca tiene cinco caracteres: elemento central de identidad cultural andino-amazónica; cohesivo social y de buenas costumbres; lubricante social y energético para faenas comunales y caminatas; caja chica y de inversión de la economía campesina; materia prima para su transformación-industrialización benéfica; y, materia prima para la producción de drogas. Esto último debe ser controlado, social y estatalmente, para combatir su tráfico ilegal.
3) Revalorar la coca internacionalmente, lo que quiere decir retirarla de la Lista 1 de Estupefacientes de la ONU.
4) Limitar y racionalizar su cultivo y producción hasta lo estrictamente necesario para el consumo tradicional e industrial benéfico y, por supuesto, respetar la cantidad de cocaína necesaria para usos terapéuticos.
5) Los países andinos deben discutir, aprobar e impulsar una política de Estado sobre coca y drogas, no sobre drogas con la coca subordinada al rol de ser fumigada y eliminada. No debe impulsarse la política de Estados Unidos por ineficaz y por ser una estrategia para el control de los recursos naturales de la Amazonía: gas, petróleo, agua, maderas, recursos biogenéticos, principios activos de plantas y animales, culturas autóctonas, conocimientos ancestrales.
La hoja de coca: Patrimonio Cultural
Por: Rocío Cornaz
Tras la publicación registrada en el Diario Oficial El Peruano, la hoja de coca, el producto andino peruano que generó más de una controversia, fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, por constituir parte de la riqueza diversa del patrimonio cultural inmaterial del Perú.
El reconocimiento de la hoja de coca significa la revaloración de sus significados en el contexto cultural de las poblaciones andinas y reafirma la constitución pluriétnica, plurilingüe y multicultural del Perú. En el ámbito cultural andino la hoja de coca tiene un rol tan importante que es difícil imaginarse a esa cultura sin la presencia de dicha planta.
El uso de la planta de la hoja de coca forma parte de los derechos culturales de los pueblos indígenas, que los tratados internacionales de derechos humanos reconocen. La Resolución Directoral del Instituto Nacional de Cultura, no hace más que reconocer el reclamo del pueblo peruano en este aspecto.
Fuente:
http://www.ecolatino.ch/index.php?option=com_content&view=article&id=70:la-coca-hoja-sagrada-de-los-incas&catid=40:reportaje&Itemid=66
SOBRE LA TRADICION DE LA HOJA DE COCA
http://www.inkanatural.com/es/arti.asp?ref=hojas-coca