COMUNICADO Nº 2

A 0o del Macho Cabrío, año XIV del Aquarius, 24.12.1961 (Algunos párrafos) [Corrección de Estilo: D.D.P.)

El hombre que por su elevación espiritual y preparación intelectual, podemos decir que vive ante la presencia de un mundo superior; su espíritu está abierto en todo momento para recibir la Sabiduría y Amor que a través de todas las cosas nuestra Madre Universal, la Madre Naturaleza, nos prodiga. ¡Cuán hermosa y sublime está representada en el símbolo católico de la Virgen María…!

Pero no todos están preparados para que en cualquier época del año o en cualquier momento, pueda recibir la alegría producida por lo que podríamos llamar perfume de sabiduría, emanada de todas las cosas que componen ese cuerpo inmaculado llamado Naturaleza; que no es otra cosa sino el cuerpo físico de la Madre o María Universal, unido al espíritu Cósmico encerrado en su seno, lo que viene a ser el tan mencionado Padre-Madre de los ocultistas, y que encierra un gran misterio para los profanos.

Pues bien, si el hombre corriente no aprecia, como hemos dicho, en todo momento estas verdades que producen alegría, sí hay épocas del año cuando nuestra Madre Universal por medio del cumplimiento de las leyes Eternas, abre su seno y nos prodiga algo de su inmaculado espíritu; y cada quien a la medida de su elevación de conciencia y su sensibilidad lo capta en más o menos intensidad. Esto ocurre con la entrada del Sol al Solsticio de Invierno el 24 de diciembre a medianoche.

Cada uno, de acuerdo a su tónica vibratoria, con ese espíritu que desciende de las profundidades del SER, entra en íntima comunión con Él… Así tiene lugar el natalicio del CRISTO, que alegra a unos y a otros hace sufrir, según las circunstancias.

A la celebración de este fenómeno se le llama Pascua, vocablo que viene del griego: “Pascha”, que a su vez viene del hebreo; o sea, que tiene su origen en una palabra hebraica que significa “Paso” o tributo, que se puede asociar con el descenso o paso del Cristo, del mundo invisible al mundo físico, y que es lo que simboliza el nacimiento del niño Dios: el paso de un plano a otro de manifestación. En la misma forma, el retiro del Cristo llamado por nosotros resurrección o pascua florida, es el paso del ego de este mundo al otro.

Pero hay verdades más hermosas encerradas en el símbolo del nacimiento del Redentor, que solo podrán entender aquellos que sepan leer en el “Libro de los Cielos”, el Zodiaco. Nuestro Sol representante desde la más remota antigüedad de la vida, la luz y sabiduría manifestada, en su recorrido anual por la faja zodiacal, el 24 de diciembre penetra en el signo del Macho Cabrío, llamada Casa de Saturno, no porque este planeta lo regente. Siendo que Saturno representa la sabiduría interna, oculta, la oscuridad representa el polo negativo respecto al Sol, que simboliza el positivo, es fácil comprender que por la unión de la sabiduría interna con la externa se produzca una síntesis de sabiduría manifestada. Es lo que simbólicamente ocurre a nuestro mundo todos los años el 24 de diciembre al entrar la Tierra en el signo de Cáncer, regentado por la Luna y que representa el útero cósmico. Encontrándose ese día en oposición al Sol, que como hemos dicho se encuentra entrando en el Macho Cabrío, desciende a la Tierra aquella síntesis de sabiduría, dando origen al nacimiento del “Niño Dios”, expresión de la Divinidad entre los hombres.

Este acontecimiento cósmico, que se repite todos los años invariablemente el 24 de diciembre a las 12 de la noche, hace 1961 años que se materializó: “Se hizo carne y habitó entre nosotros”, en el nacimiento de Jesús, el Divino Nazareno. Así, un símbolo se hizo realidad para perpetuar una enseñanza tradicional que enrumba a quienes tienen entendimiento, por senderos de verdadera Luz. Todo ser humano, aunque no lo crea o no lo sepa, tiene su momento cósmico en alguna de sus encarnaciones, cuando este símbolo se materializa en él, y como dice la tradición: “Nace de nuevo”; entonces “No es hijo de fornicación”, y ve al Padre que mora en los Cielos.

DEL HERMANO MAYOR, M.S. MAESTRE, JOSÉ MANUEL ESTRADA V.