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SUS DOCUMENTOS
SERGE RAYNAUD de la FERRIÉRE
SERVICIO INICIATICO ESOTÉRICO
INFORMACIÓN
Gran Fraternidad Universal
Serge Raynaud de la Ferriére, A.C.
S.I.E., Apartado 32.110, Guadalaiara, Jalisco, MEXICO
SEDE MUNDIAL
Consejo Superior, Insurgentes Sur 226 México 7, D.F.
EDITADO
Por el Comité de Publicaciones A.G.F.U.
Apartado Aéreo 3087 — Bogotá I, D.E. – Colombia
002 AL CONGRESO INTERNACIONAL DE LA PAZ – New York, junio 10, 1949 — Mensaje del Gran Venerable de la Augusta Gran Fraternidad Universal, Maestre Ser- ge RaYNaud de la FerRIére, Ilustre Superior de la Suprema Orden del Acuarius.
Señoras y Caballeros,
Hermanas y Hermanos Espirituales:
PAZ — Con esta palabra convidaba Jesús a los fieles; con una palabra similar se expresaba Buda para comenzar sus predicaciones, y todos los demás grandes Maestros han dicho la misma cosa, porque los Instructores del mundo tienen la misma educación, enseñan según las mismas Leyes y sobre las mismas bases.
PAZ — Por esta palabra estamos hoy reunidos, esta palabra tan frecuentemente acaparada por las fuerzas negativas, por las organizaciones más diversas que no desean en ningún modo este estado armónico, consecuencia de esta Paz de la que tanto se habla y contra la cual tanto se trabaja.
PAZ — En esta palabra pone toda su energía la Gran Fraternidad Universal, que va a tratar una vez más en el curso de la historia, de intervenir en los asuntos corrientes de la Humanidad.
Es muy difícil para el ser humano concebir y realizar este estado, porque con el orgullo que le caracteriza siempre, quiere elaborar un mundo, pero su punto de vista no traspasa nunca su horizonte; se toma por el centro del universo y jamás le da por meditar sobre el papel que debe desempeñar.. . Hablará la paz siempre y cuando su YO personal sea todopoderoso, porque en cuanto se tocan sus concepciones atávicas, contestará: “Guerra. . .”
Como en toda conferencia se hace una aclaración sobre la terminología empleada, digamos ante todo que empleamos las palabras en su sentido más amplio, o sea, con un Sentimiento Universal. Muchas veces, desgraciadamente, cuando se pronuncia la palabra religión cada uno cree que se trata de la suya, y esto conduce a muchas confusiones. . . La Religión es una realización intuitiva de la existencia del Todo; las religiones son sistemas que persiguen una hipótesis de explicación de un Principio Superior. Por lo tanto, todas estas hipótesis tienen su valor, o sea, que todas las religiones tienen su parte de verdad; por eso, en cuanto se despojan de sus rituales, constatamos que todas las sectas están constituidas sobre las mismas bases, pero envueltas en un dogma cuya primera consecuencia fue, a través de los siglos, la mayor plaga que puede existir: el fanatismo.
Para que no hayan esas deducciones desagradables, y que por religión entendamos iglesia, después cura, para después imaginarnos al hombre con sotana que hemos sorprendido en alguna falta, lo cual nos ha valido la pérdida de todas las creencias y de todos los principios de espiritualidad, vamos a ver más bien, individualmente, las tres categorías de hombres que pueblan el mundo. Decimos tres categorías porque, efectivamente, son tres las corrientes del pensamiento humano sobre esta tierra: los Materialistas, los Idealistas y los espiritualistas.
Primeramente, no entendemos por materialistas a esa clase de enfermos que se llaman ateos, pues confesar que no se cree en nada es reconocer que no se ha evolucionado lo suficiente para hacerse una opinión del mecanismo de la Vida. Sabemos, en efecto, que el espíritu humano se forma por períodos de 7 años: desde el nacimiento hasta los 7 años, el espíritu entra en posesión del cuerpo en donde acaba de encarnarse; de los 7 a los 14 años en niño creerá en todo lo que se le dice, y de los 14 a los 21 años no creerá más en nada: es la época de la rebelión. Por lo tanto, ser ateo es confesar que se tiene esta edad de espíritu, que no se está formado y que el espíritu no ha llegado a la edad madura, puesto que es solamente de los 21 a los 28 años cuando el hombre se crea una opinión y una personalidad.
El materialista es diferente, pero no debe confundírsele con el anticlerical, porque creer en la materia es aceptar el Principio Superior explicado, no por una metafísica, sino por la ciencia.
El idealista es el que más ha puesto la razón y el objeto de su vida en un ideal, o sea, en una aspiración que sabe de antemano no poder alcanzar, pero que va a servirle de línea de conducta.
El espiritualista, que no debe confundirse con el espiritista, es el partidario de la espiritualidad, o sea, que conduce su vida por razonamiento y no por mecanicismo. El cree en la superioridad del espíritu sobre la materia.
Por lo tanto, entre el positivismo que no admite en el universo más que la materia, y la filosofía idealista que niega la realidad individual, está el espiritualismo equilibrando al ser humano con pensamientos de realidad substancial.
No nos referimos al materialismo de Büchner ni al idealismo de Kant, sino que, como ya dijimos, damos al término un sentido general, desprovisto de toda parcialidad. Si consideramos al ateo como un enfermo es porque lo propio del hombre es el razonamiento, si nó, ¿qué es lo que lo diferencia del animal? Para el materialista, los más grandes científicos acaban de reconocer que la materia se les escapa, en consecuencia, debe admitirse un principio espiritual.
Desde hace mucho las funciones, epicúreas han caducado; en cuanto al que profesa el idealismo, sabemos que éste corresponde a una confesión que tiene por objeto una imagen mental, y esta necesidad de imaginación proviene de un sentimentalismo incontrolado; mientras que por espiritualismo se entiende no solamente la doctrina de Leibniz, sino también el hecho de dar un carácter a los principios vitales. No olvidemos que antiguamente se empleaba este término para decir “destilar”, o sea, sacar lo mejor de la materia, sintetizar, depurar, quitar la capa supersticiosa, el barniz fanático, el atavismo, aligerar los sentidos, en una palabra, interpretar con el espíritu verdadero que debe reinar, porque es el único medio de perfeccionamiento del individuo.
Por otra parte, si cada uno habla de la Verdad, entendemos perfectamente que se trata de “una verdad”; es la razón por la cual no dividimos el mundo en dos categorías como lo hace la mayor parte de la gente, a saber: los que creen y los que no creen. Contrariamente a lo que piensa el vulgo, no hay individuo que no crea; sin embargo entre los que creen hay una multitud de elementos diferentes. Los que creen no creer en nada sobreentienden generalmente no creer en un Dios antropomorfo o en el Dios de la religión incompletamente aprendida. . . Existen también los supersticiosos, quienes, aunque ostentan de “superiores”, evitan el número 13, nunca comienzan un trabajo el martes y creen en el “mal de ojo”.
En breve, hay que saber que el hombre evoluciona según tres planos el filosófico, el teológico o el Iniciático.
Según la filosofía profesada, el ser humano será materialista o idealista; sin embargo es una finalidad relativa el vivir según una filosofía cualquiera. Esta palabra, que viene del griego “philos”, que significa amigo, y “sophia”, que se traduce por sabiduría, es la ciencia general de los seres, pero implica algo de resignación; el amigo de la sabiduría limita de esta manera la elevación del espíritu, debiendo aprender no solamente a ser amigo, sino a ser Sabio.
La Teología, que es la ciencia de las cosas divinas, se entiende a veces en un sentido restrictivo, pero hay que saber que este estudio de Dios no es privilegio de una u otra religión, pues Dios no es católico ni protestante, ni budhista, ni mahometano. . . La teología es el atributo de los hombres superiores, pero como lo define el mismo Santo Tomás de Aquino: “La Teología tiene por objeto conocer a Dios, no sólo según lo que es en sí mismo, sino también según que es
el principio y fin de todas las cosas” (Introducción a la Suma Teológica, c. 2/citación D. 1 a 7), lo cual evidentemente limita, puesto que hay un principio y un término final.
Donde no hay comienzo ni fin es para la Tradición Iniciática. Henos aquí, por fin, en este plano supremo profesado por los Grandes Maestros. Después de los dos primeros planos considerados, éste es el último escalón del Saber Humano. El plano Iniciático es el que no admite ninguna limitación, ninguna parcialidad, es el Verbo Eternal.
El filósofo registra más bien las funciones humanas, el teólogo se inclina mucho hacia la Divinidad, mientras que el Inielado no solamente engloba todo esto, sino que va más allá de las condiciones habituales del análisis.
Como en todas las cosas existe una tesis, una antítesis y una síntesis para establecer la matesis, en el sentido que nos interesa el filósofo representa la tesis, el teólogo hace las veces de antítesis mientras la síntesis está caracterizada por el Sendero Iniciático, y únicamente el Maestro o Instructor de la Humanidad representa la matesis.
Lo mismo ocurre con la Ciencia: el que no habla más que de física o de química, habla de la anatomía de una parte de la Ciencia, olvidándose de la psicología y de la alquimia, que harían las veces de meta-física. . . Veamos un ejemplo con la ciencia de los astros: la astronomía es la parte oficialmente enseñada en la universidad, porque es la anatomía del órgano celeste, es la tesis; la astrología para muchos parece vetusta por representar la antítesis y porque no trata del simple mecanismo planetario; en cuanto a la Astrosofía, casi desconocida, representa la síntesis, pero queda la matésis que no puede ser representada más que por alguien que conozca la Arqueometría.
Como no se trata aquí de “cultivar las flores de la retórica”, no hemos querido presentar un discurso dentro de las reglas del arte, ni hacer siquiera alusión a cualquier lexicología, sino simplemente volver al espíritu etimológico de las palabras, para no extraviarnos en falsas interpretaciones debidas a la falta de conocimiento sobre el valor de las palabras.
Para resumir, volvamos a la cuestión primera que es la difícil aceptación de una idea con sentido universal. Se trataba de paz, y sabemos que cada uno va a interpretarla a su manera; sin embargo, es necesario entender esta palabra en el sentido propio del vocablo. No se trata aquí de una libertad egoísta o de prerrogativas sociales, debemos considerar la cosa sobre un plano muy distinto. No se trata de saber si corresponde a uno u otro el hacer respetar esta Paz; existe un hecho tangible, y consiste en que hasta ahora ninguna autoridad ha sido capaz de establecer una era de quietud, un organismo mundial armónico y una tranquilidad para cada ser que puebla la Tierra.
Es evidente que sólo podía venir de la Dirección Espiritual del Mundo semejante decreto; por esta razón, la Suprema Asamblea de Sabios toma la decisión de dar a conocer la línea de conducta a adoptar.
Resulta muy natural que el primer trabajo sea el incorporar todas las buenas voluntades en la GRAN FRATERNIDAD UNIVERSAL.
Esta Gran Fraternidad no es una palabra hueca, sino el organismo que debe reunir todas las concepciones, porque poco a poco cada quien se dará cuenta que la evolución humana pasa de una doctrina filosófica a otra, a un ideal teológico después, para abordar por fin el Sendero Iniciático, como hemos tratado de demostrarlo en pocas palabras. Dicho de otra manera, no se pide ninguna conversión puesto que no se trata de una religión, ni un su sentido más amplio: se trata aquí de una Síntesis.
La Gran Fraternidad Universal pide la unión de todos indistintamente, porque es por la renovación intelectual y la reedificación moral que será posible establecer una era de perfeccionamiento que lleve al Ser Humano a su nivel más elevado.
Este SISTEMA CULTURAL —porque de hecho se trata de una MATESIS ETERNA— presenta hoy sus delegaciones que van a dar relación de sus trabajos, cuyo objeto esencial es establecer un punto de contacto con todas las concepciones, cualesquiera que sean, porque es indispensable que participen en esta reorganización mundial todas las corrientes del pensamiento.
FRATERNIDAD UNIVERSAL debe entenderse sin ninguna restricción, ni de raza ni de confesión ni de sexo: es la lucha por el Ideal más noble y por la realización práctica de la lección que han dejado todos los Grandes Instructores: RAM — KRISHNA — BUDA JESUS…
“AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS …” PAZ…
(De la Revista “América al Acuarius” No. 2, Panamá junio 1956)